Cómo desactivar Recall en Windows 11 y proteger tu privacidad

Microsoft ha lanzado «Recall», una función que ha encendido alarmas en cuanto a privacidad al capturar pantallas cada pocos segundos en Windows 11. Aunque se presenta como opcional y destinada a mejorar la productividad, la crítica sugiere que podría ser más bien una herramienta de vigilancia. Descubramos qué significa esta actualización, si es realmente opcional y cómo puedes deshabilitarla para proteger tus datos personales y privacidad.

Nuevo en Windows 11: ¿Qué es la función Recall?

Recall es una nueva característica de Windows 11 integrada en los equipos Copilot+ que utiliza IA para crear un registro visual de tu actividad en el escritorio. Su funcionamiento se basa en capturar instantáneas de la pantalla cada pocos segundos cuando detecta cambios y guardarlas de forma local en el disco duro del equipo. Después, estas imágenes se indexan con técnicas de OCR y búsqueda semántica, permitiendo localizar información por palabras clave, aplicaciones, personas o elementos visuales.

En la práctica, Recall genera una línea temporal consultable que reconstruye lo que viste y dónde lo viste, desde un correo hasta una reunión, pasando por documentos, chats o formularios. La promesa es clara: encontrar con rapidez “eso que tenías en pantalla” sin recordar el nombre del archivo o la web exacta. Todo sin necesidad de sincronización en la nube y, según Microsoft, con procesamiento mayoritariamente en el propio dispositivo.

Recall: La IA que registra tu escritorio

Imagen generada por IA con licencia de Freepik

Sin embargo, esta comodidad implica que casi todo lo que sucede en tu escritorio puede quedar capturado: credenciales a la vista, datos médicos, conversaciones privadas o informes de trabajo. Aunque las capturas se almacenan localmente y pueden excluirse aplicaciones, la mera existencia de un archivo histórico con imágenes periódicas eleva el riesgo si el equipo es comprometido por malware o si compartes sesión con terceros.

Protegiendo tu Privacidad de las Capturas de IA

Imagen generada por IA con licencia de Freepik

Por ello, Recall ha despertado un intenso debate entre productividad y privacidad. Entender qué guarda, cómo lo hace y qué controles tienes para limitarlo o desactivarlo es esencial antes de decidir si mantenerlo activo en tu ordenador principal.

¿Para qué fue diseñada Recall?

Recall fue concebida como un asistente de memoria potenciado por IA que ayuda a recomponer el contexto de trabajo. Su objetivo es reducir el tiempo que perdemos buscando un dato: un gráfico visto en un PDF, un párrafo en un portal interno, una instrucción recibida por chat o una dirección en una web. En lugar de depender del historial del navegador o del nombre de un archivo, Recall te permite “navegar” por tu propia línea temporal visual.

La arquitectura se apoya en la captura de instantáneas y en un índice local con reconocimiento de texto (OCR) y etiquetado de elementos. Así, escribir “contrato proveedor marzo” o “número de seguimiento” puede devolverte la pantalla exacta donde apareció, incluso si no guardaste el enlace. Para determinadas profesiones —soporte técnico, atención al cliente, análisis de datos— esta reconstrucción del contexto puede ofrecer un atajo valioso.

También busca unificar recuerdos dispersos entre aplicaciones, evitando saltos constantes entre correos, mensajería y documentos. En entornos con múltiples pantallas o flujos intensos, esta “memoria del escritorio” pretende ser más eficaz que el clásico “guardar como” o los marcadores del navegador. No obstante, su diseño entraña que las sesiones con información sensible, como banca, sanidad o documentación regulada, podrían formar parte de ese historial si no se toman medidas.

En resumen, la finalidad declarada es aumentar la productividad y el contexto. Pero, por la naturaleza del dato capturado —imágenes del escritorio— exige un control fino, pautas de uso y una decisión consciente del usuario o de la organización antes de activarlo.

¿Es Recall realmente opcional en Windows 11?

Microsoft afirma que Recall es opcional y que el usuario conserva el control para activarlo, pausarlo o desactivarlo. En la práctica, la experiencia puede variar según el modelo de equipo Copilot+, la versión de Windows 11 y la compilación instalada. En algunas configuraciones se presenta como parte del asistente inicial; en otras, aparece desactivado hasta que el usuario lo habilita de forma explícita.

Conviene entender “opcional” en dos planos. Primero, el plano funcional: existe un interruptor en Configuración para detener la captura y borrar el histórico. Segundo, el plano operativo: actualizaciones del sistema o cambios de política pueden alterar ajustes previamente definidos. Por ello, diversos profesionales de la ciberseguridad recomiendan revisar el estado de Recall tras cada actualización importante.

En entornos corporativos, el carácter opcional queda sujeto a la política de la empresa. Es posible forzar su desactivación mediante Directiva de grupo o soluciones de gestión como MDM, impidiendo que el usuario lo active. Esto es especialmente relevante para sectores regulados (por ejemplo, GDPR o HIPAA), donde mantener registros visuales de datos personales podría introducir obligaciones y riesgos de cumplimiento no deseados.

La conclusión práctica es directa: aunque exista un conmutador, no des por sentado que tu preferencia permanecerá inmutable. Si valoras la privacidad, trátalo como un ajuste que requiere vigilancia activa y validaciones periódicas, del mismo modo que haces con el antivirus o el firewall.

Pasos para verificar si Recall está activado

Antes de tomar decisiones, conviene confirmar si tu equipo soporta Recall y si está en uso. No todos los ordenadores tienen la característica, ya que está orientada a equipos Copilot+ recientes y a compilaciones de Windows 11 compatibles. Si tu PC es anterior o no cumple requisitos, es probable que no esté disponible.

  • Abre Inicio y escribe “Recall”. Si aparece la aplicación o el panel de “Recall (instantáneas)”, el componente está instalado.
  • Ve a Configuración > “Privacidad y seguridad” > “Recall (instantáneas)”. Comprueba si el conmutador “Guardar instantáneas” está activado.
  • En el mismo panel, revisa el tamaño del almacenamiento utilizado por las capturas y la ruta local. Si hay espacio ocupado, Recall ha estado funcionando.
  • Abre la línea temporal de Recall. Si ves miniaturas recientes, la captura está operativa. Si aparece vacía, puede estar desactivada o sin permisos.

Otra señal es el consumo de almacenamiento: observa si crece una carpeta dedicada a instantáneas en tu perfil de usuario. También puedes auditar los procesos en segundo plano desde el Administrador de tareas, aunque las capturas no siempre se reflejan de forma evidente en los nombres de procesos.

Por último, tras una actualización acumulativa de Windows, repite la revisión. Es una buena práctica consolidar en tu rutina de mantenimiento un chequeo rápido del estado de Recall junto a la verificación de copias de seguridad, estado de BitLocker y parches de seguridad mensuales.

Preocupaciones sobre la privacidad con Recall

El principal problema de privacidad es la naturaleza del dato. Recall no almacena “metadatos” inofensivos, sino imágenes de lo que estuvo en pantalla, con todo lo que ello implica: números de tarjeta, historiales médicos, mensajes privados, credenciales expuestas o documentos internos. Aunque se guarden localmente, esas imágenes constituyen un objetivo atractivo para malware y atacantes.

La protección del disco con BitLocker o TPM ayuda si pierdes el dispositivo, pero no mitiga el riesgo cuando la sesión está iniciada y el atacante ya está dentro. En ese escenario, exfiltrar una base de datos de instantáneas puede ser más rentable que robar documentos sueltos: el historial visual concentra información de múltiples fuentes, incluso de sesiones en “modo privado” del navegador.

Desde la óptica de cumplimiento, mantener un registro de pantallas puede convertirte —o convertir a tu organización— en custodio involuntario de datos personales o sensibles. Eso influye en retención, derecho al olvido, minimización del dato y brecha de seguridad bajo GDPR. Delegar el control en exclusiones por aplicación reduce superficie, pero no elimina el riesgo de fugas por ventanas emergentes, notificaciones o solapes de contenido.

En entornos compartidos —equipos familiares o turnos—, Recall puede capturar actividades de personas distintas bajo la misma cuenta, complicando el consentimiento informado. La mejor defensa es el principio de minimización: si no necesitas un registro visual continuo para tu trabajo, lo más prudente es desactivarlo y, además, borrar el histórico acumulado.

Debate sobre el uso de Recall como herramienta de vigilancia

Los defensores de Recall argumentan que es un acelerador de productividad con procesamiento en el dispositivo y sin envío a la nube por defecto. Dicen que el usuario decide, que hay controles para pausar, excluir y borrar, y que el beneficio de recuperar información supera el riesgo cuando el equipo está bien protegido. Para perfiles que manejan gran volumen de contexto, el ahorro de tiempo puede ser tangible.

Los críticos, en cambio, sostienen que normaliza una forma de vigilancia continua, aunque sea “propia”. Señalan que tener cámaras lógicas sobre todo lo que haces en el escritorio es desproporcionado para la mayoría de casos. Además, advierten de posibles usos indebidos por parte de empleadores, soporte remoto agresivo o spyware que convierta ese repositorio en un botín listo para explotar.

También existe el ángulo social: una vez que una plataforma masiva introduce registros visuales por defecto, el listón cultural sobre lo aceptable puede bajar. Quienes trabajan con información protegida —abogacía, salud, educación, finanzas— perciben Recall como una amenaza a sus obligaciones de secreto profesional. Para reguladores y delegados de protección de datos, el equilibrio entre utilidad y proporcionalidad no está, de momento, bien resuelto.

En definitiva, la discusión no es tecnológica sino ética y de gobernanza. ¿Quién decide qué se captura, cuánto tiempo se conserva y con qué salvaguardas? Sin respuestas claras y controles robustos, la percepción de “herramienta de vigilancia” seguirá dominando el debate público.

Cómo desactivar Recall para proteger tu privacidad

Si priorizas la privacidad, la opción recomendada es desactivar Recall por completo y eliminar las instantáneas existentes. Hacerlo no afecta al resto de funciones de Windows 11 ni a tus aplicaciones habituales. Además, puedes volver a activarlo más adelante si tu evaluación de riesgos cambia o si lo necesitas puntualmente para un proyecto concreto.

El primer paso es acceder a Configuración y apagar el interruptor “Guardar instantáneas”. A continuación, utiliza la función “Borrar instantáneas” y selecciona “Borrar todo” para eliminar el histórico. Esta operación debería suprimir tanto las imágenes como el índice asociado, reduciendo el impacto en el almacenamiento y minimizando el material sensible almacenado localmente.

Para reforzar el control, considera excluir aplicaciones críticas (banca, gestor de contraseñas, VPN o clientes de correo corporativo) si mantienes Recall puntual o parcialmente. En equipos profesionales, coordina con TI la desactivación mediante Directiva de grupo o gestión de dispositivos, garantizando una política homogénea y verificable.

Por último, añade una revisión periódica tras cada actualización importante. No es infrecuente que nuevas compilaciones alteren comportamientos por defecto. Mantén tu antivirus actualizado, activa el firewall y revisa los permisos de notificaciones para evitar capturas de ventanas emergentes que muestren datos sensibles pese a las exclusiones.

Tutorial paso a paso para deshabilitar Recall

A continuación tienes un procedimiento claro para apagar Recall y limpiar su rastro en tu equipo. Incluye pasos desde la configuración, borrado del histórico y, si lo deseas, eliminación del componente como característica opcional de Windows.

  • Abre Configuración > “Privacidad y seguridad” > “Recall (instantáneas)”.
  • Pon en Desactivado el interruptor “Guardar instantáneas”.
  • Pulsa “Borrar instantáneas” y confirma “Borrar todo”. Espera a que finalice.
  • Opcional: en la sección de exclusiones, añade tus aplicaciones sensibles para impedir futuras capturas.
  • Comprobación: abre Recall y verifica que la línea temporal está vacía y sin nuevas entradas.

Si prefieres retirar el componente, procede así. Abre la búsqueda (WIN+S) y escribe “Activar o desactivar las características de Windows”. En la ventana, localiza “Recall” y desmarca la casilla. Acepta, deja que Windows aplique cambios y reinicia el ordenador cuando lo solicite.

En entornos corporativos: solicita a TI la desactivación centralizada mediante Directiva de grupo o gestión de endpoints (MDM), y la aplicación de una norma de “exclusión por defecto”. Tras cada actualización acumulativa, vuelve a revisar el estado. Como regla de oro, mantén copias de seguridad actualizadas antes de cambios profundos y verifica que no quedan carpetas residuales de instantáneas en tu perfil de usuario.

Impacto de Recall en la productividad y seguridad digital

Desde el punto de vista de productividad, Recall puede ahorrar tiempo en búsquedas contextuales, reabrir rápidamente recursos y reconstruir sesiones complejas. Para usuarios que alternan decenas de pestañas y herramientas, la línea temporal visual actúa como una memoria externa. Además, al operar en el dispositivo, evita latencias asociadas a búsquedas en la nube, apoyándose en capacidades locales de IA y, en equipos recientes, en aceleradores como la NPU.

Sin embargo, la seguridad digital introduce matices decisivos. Convertir el escritorio en un flujo continuo de instantáneas crea un repositorio altamente sensible. Un ataque con malware, un soporte remoto no confiable o un descuido de sesión abierta puede traducirse en una exposición masiva. También impacta en el almacenamiento y en la superficie de cumplimiento: sectores con obligaciones estrictas de protección de datos verán aumentar cargas de auditoría y riesgos legales.

El equilibrio práctico pasa por una evaluación basada en riesgo y necesidad. Si tu trabajo depende de recuperar visualmente el contexto y tu postura de seguridad es sólida, podrías optar por un uso muy acotado, con exclusiones agresivas y borrados frecuentes. Si tu prioridad es la confidencialidad —profesiones jurídicas, salud, finanzas o administraciones—, lo razonable es desactivarlo o desinstalarlo, y reforzar controles clásicos como antivirus, firewall, gestores de contraseñas y políticas de pantalla privada.

Para quienes buscan máxima soberanía sobre el sistema, valorar alternativas con mayor transparencia puede tener sentido. Un entorno de escritorio en Linux —auditable y sin funciones de captura persistente por defecto— ofrece otra forma de trabajar, con más control sobre qué se ejecuta y qué se registra. Sea cual sea tu elección, pon tus datos primero y exige que cualquier función “inteligente” sea realmente opcional, comprensible y segura por diseño.

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