Windows Hello en Windows 11 vulnerabilidades y guía de mitigación

Desde su creación, Windows Hello ha sido visto como un avance en autenticación biométrica, prometiendo mayor seguridad que las contraseñas tradicionales. Sin embargo, en Black Hat 2025, se revelaron vulnerabilidades que desafían su seguridad percibida, indicando que incluso los métodos más seguros son susceptibles al conocimiento especializado.

Vulnerabilidades de Windows Hello reveladas en Black Hat 2025

Desde su lanzamiento, Windows Hello se ha presentado como un reemplazo sólido de las contraseñas, apoyado en la biometría y un PIN local. En Black Hat 2025, los investigadores Dr. Baptiste David y Tillmann Osswald, de ERNW Research, demostraron una técnica que permite inyectar plantillas biométricas falsas en un equipo con Windows 11. El vector exige privilegios administrativos o una infección previa con malware, pero el resultado es crítico: desbloqueo no autorizado como si se tratase de un usuario legítimo.

El hallazgo se apoya en cómo Windows protege y consume datos mediante CryptProtectData, parte de DPAPI. Si el atacante controla el sistema, puede introducir artefactos manipulados en la base de datos usada por el motor de autenticación, y el equipo los acepta durante el inicio de sesión. Es una manipulación del flujo de confianza, no un ataque directo al sensor de huellas o al reconocimiento facial. Por ello, no es explotable de forma remota sin ese control elevado, pero sí es viable tras una intrusión avanzada.

El fallo grave de Windows Hello: manipulación interna de la biometría

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El escenario típico encadena phishing o descarga maliciosa, escalada de privilegios y, en ocasiones, acceso físico al portátil robado o la acción de un interno con permisos de TI. El impacto es tangible: acceso a datos, sesiones y tokens ya presentes en el perfil del usuario. El mensaje no es que la biometría sea insegura por definición, sino que, como toda tecnología, depende de la fortaleza de sus cimientos. La mitigación propuesta pasa por activar ESS (Seguridad de Inicio de Sesión Mejorada) y, en su defecto, priorizar el uso de PIN.

Impacto de las vulnerabilidades en la seguridad biométrica

El golpe principal recae en el modelo de confianza. Windows Hello asume que las plantillas biométricas y su validación están protegidas por capas como DPAPI, aislamiento del proceso y control de integridad. Si un actor con privilegios administrativos consigue modificar esas piezas, la autenticación deja de ser un veredicto “biométrico” y pasa a ser el resultado de una base de datos adulterada. Es una erosión del eslabón “dónde y cómo se custodian los datos”, más que del sensor en sí.

Para usuarios y empresas, esto significa que un equipo comprometido puede transformarse en una llave universal contra su propio propietario. Desbloquear el dispositivo implica acceso a documentos, credenciales en caché, tokens de sesión y, potencialmente, a recursos corporativos si existen mapeos o clientes conectados. El riesgo se multiplica en entornos híbridos con Windows Hello for Business, donde la estación comprometida puede facilitar movimiento lateral si no hay segmentación ni telemetría.

En términos de cumplimiento, obliga a revisar supuestos de MFA cuando el segundo factor es local. No invalida la biometría, pero exige endurecer la plataforma con ESS, VBS y políticas de mínimo privilegio. También invita a reforzar la respuesta ante robo de dispositivos: cifrado con BitLocker, borrado remoto y bloqueo de cuentas. La seguridad biométrica sigue aportando valor frente al phishing y el robo de contraseñas, pero depende de que la base del sistema se mantenga íntegra y monitorizada.

¿Es Windows Hello realmente más seguro que las contraseñas tradicionales?

En términos generales, sí. Windows Hello reduce la superficie de ataque típica de las contraseñas: no hay nada que “recordar y filtrar”, no existe reutilización entre servicios y el emparejamiento se realiza en el dispositivo. El PIN de Hello está vinculado al hardware, no a la cuenta en la nube, y la biometría no sale del equipo; así, el phishing y el robo de bases de datos de contraseñas pierden eficacia. Además, la combinación con TPM 2.0 aporta protección criptográfica del material sensible.

Ahora bien, “más seguro” no equivale a “invulnerable”. La investigación de Black Hat demuestra que, si el sistema ya está comprometido con privilegios administrativos, puede manipularse la verificación. Este matiz es crucial: la biometría no se rompe por Internet con un truco trivial; se vulnera cuando el atacante controla la máquina y puede alterar los componentes que custodian y validan las plantillas. En ese escenario, también las contraseñas se ven comprometidas.

Por tanto, la comparación honesta es la siguiente: frente a amenazas remotas y masivas, Windows Hello supera a las contraseñas tradicionales, porque elimina vectores como keyloggers y recolección de credenciales. Frente a atacantes con control local y elevado, la ventaja disminuye si no hay aislamiento avanzando como ESS, VBS y verificaciones de integridad. La recomendación es mantener Hello, reforzar la plataforma y complementar con prácticas de Zero Trust y supervisión continua.

Comparación entre autenticación biométrica y métodos tradicionales

La biometría verifica “quién eres” mediante huella dactilar, reconocimiento facial o iris, mientras que las contraseñas y PIN validan “lo que sabes”. La primera facilita la experiencia y reduce el error humano: no hay que memorizar ni rotar cadenas complejas. En Windows Hello, el emparejamiento se realiza localmente y las plantillas se protegen con mecanismos como TPM 2.0 y DPAPI, mitigando el robo masivo de credenciales. Esto ataca la raíz de brechas frecuentes: reutilización, phishing y fuga de bases de datos.

Los métodos tradicionales, en cambio, ofrecen revocación simple: basta cambiar la clave. La biometría no “se cambia” si se filtra una plantilla; por eso requiere fuertes controles de almacenamiento y validación. En rendimiento y usabilidad, Hello gana por rapidez y por reducir el atrito, lo que además incentiva el bloqueo de pantalla frecuente y disminuye exposición. En exactitud, entran en juego las tasas FAR y FRR, que los sensores modernos mantienen bajas, pero no nulas.

En el terreno de la resistencia a atacantes con acceso al equipo, el PIN de Hello ofrece una baza: está ligado al dispositivo y validado por el TPM, lo que limita su utilidad fuera del equipo. Las contraseñas pueden reutilizarse en múltiples servicios, aumentando el daño si se roban. La lección operativa es combinar factores según el riesgo: biometría y PIN en dispositivos bien endurecidos, y factores externos (p. ej., llaves FIDO2) para accesos de alto impacto.

Análisis de las vulnerabilidades encontradas en Windows Hello

El vector descrito por ERNW no explota el sensor, sino el circuito de confianza que protege y consume las plantillas biométricas. Con privilegios administrativos o tras desplegar malware con escalada, el atacante manipula la información que el sistema usa para validar la identidad. La pieza señalada es CryptProtectData, interfaz de DPAPI que blinda secretos con claves del sistema y del usuario. Si se controla el entorno, es posible introducir datos falsos que el proceso de autenticación aceptará como legítimos.

Este enfoque sortea controles de superficie, porque opera donde el sistema “confía” por diseño. No requiere romper TPM 2.0 ni clonar físicamente la huella; se apoya en el hecho de que el código con permisos elevados puede leer, escribir o inyectar contenidos en rutas críticas. En algunos escenarios, el atacante combinará esta técnica con acceso físico para maximizar tasas de éxito, por ejemplo, ante portátiles robados con cuentas empresariales.

El aislamiento que aporta ESS y el uso de VBS dificultan de forma notable este vector, porque trasladan la verificación a un contenedor protegido por virtualización, separando los algoritmos de autenticación del sistema operativo principal. Sin ese aislamiento, la superficie de manipulación es mayor. A corto plazo, conviene priorizar equipos que soporten ESS; a medio plazo, el enfoque estructural pasa por custodiar plantillas y lógica de verificación en hardware dedicado, como enclaves del TPM o procesadores de seguridad.

Metodología utilizada para descubrir fallos en la autenticación biométrica

La investigación siguió una ruta clásica de análisis de confianza. Primero, modeló la arquitectura de Windows Hello y su relación con el Windows Biometric Framework, DPAPI y el consumo de plantillas. A partir de ese mapa, identificó dónde el sistema asume integridad de datos y qué ocurre si un proceso con privilegios administrativos altera esos estados. El objetivo fue responder: “¿qué componente creerá un dato inyectado como si fuera legítimo?”.

En segundo lugar, se instrumentó el entorno para observar y manipular llamadas a CryptProtectData/CryptUnprotectData y rutas de acceso a ficheros biométricos. Con técnicas de depuración, trazas de ETW y validaciones cruzadas, se construyó una prueba de concepto que mostraba el desbloqueo tras introducir plantillas sintéticas. La PoC se probó en distintas configuraciones, con y sin ESS, para medir el efecto del aislamiento por VBS.

Por último, se confirmó el requerimiento de un alto nivel de acceso previo: infección con malware, escalada y, en algunos casos, presencia física. Esta validación es clave para calibrar el riesgo real y evitar alarmismo. La conclusión técnica es que el vector es viable en equipos no endurecidos, mitigable con ESS y difícil de escalar sin control administrativo. Aun así, evidencia la necesidad de mover más lógica y secretos a dominios que el sistema anfitrión no pueda modificar.

Recomendaciones para mejorar la seguridad en Windows Hello

La prioridad es elevar el listón del entorno donde corre Windows Hello. Activa la Seguridad de Inicio de Sesión Mejorada (ESS) en todos los equipos compatibles: aísla los algoritmos con VBS y reduce la capacidad de un atacante para inyectar datos. Verifica requisitos como TPM 2.0, firmware seguro y sensores certificados; actualiza BIOS/UEFI y habilita Secure Boot para reforzar la cadena de arranque. En entornos corporativos, incluye Credential Guard y HVCI como base.

Si el hardware no soporta ESS, valora priorizar el PIN de Hello frente a la biometría, al menos hasta disponer de aislamiento. Complementa con cifrado de disco (BitLocker) y políticas de bloqueo automático de sesión. A nivel operativo, aplica mínimo privilegio, segmenta administración local y usa EDR con capacidad de contener procesos anómalos. Las actualizaciones de Windows Update y de controladores biométricos deben ser regulares para cerrar puertas de escalada.

Refuerza la higiene digital para cortar la fase inicial del ataque: formación contra phishing, control de descargas y listas de aplicaciones permitidas. Para accesos sensibles, añade factores externos como llaves FIDO2 o notificaciones push corporativas, de forma que un compromiso local no baste. Finalmente, establece procedimientos de robo o pérdida: borrado remoto, rotación de tokens y bloqueo inmediato de identidades. Estas medidas no sustituyen Hello; lo blindan donde importa: la plataforma.

Medidas de protección esenciales para usuarios de Windows 11

En casa o en la oficina, empieza por comprobar si tu equipo admite ESS. Ve a Configuración (Win+I) > Cuentas > Opciones de inicio de sesión y revisa la sección de configuración adicional; si está disponible, actívala. Mantén actualizado Windows 11, el firmware y los controladores del sensor de huellas o la cámara. Con TPM 2.0 y Secure Boot habilitados, el aislamiento que brinda VBS será más efectivo.

Si tu hardware no soporta ESS, considera usar el PIN de Hello como método principal. Asegúrate de que BitLocker esté activo para proteger tus datos ante robo físico y configura el bloqueo automático al detectar ausencia. Evita instalar software de procedencia dudosa, desconfía de archivos adjuntos inesperados y no concedas permisos de administrador a aplicaciones que no los requieran.

Como capa adicional, usa un antivirus con protección en tiempo real y activa el firewall de Windows. Para cuentas críticas (correo, banca, trabajo), añade MFA con llaves FIDO2 o aplicaciones de autenticación. Si compartes equipo, crea cuentas separadas sin privilegios administrativos y limita el uso de dispositivos externos. Estas acciones reducen el riesgo de que un atacante llegue a manipular la autenticación biométrica.

El futuro de la autenticación biométrica en entornos Windows

El camino apunta a más aislamiento y menos confianza en el sistema anfitrión. Veremos mayor uso de enclaves seguros donde residan tanto las plantillas como la lógica de verificación, idealmente dentro del TPM o en procesadores de seguridad dedicados. El objetivo es que ni con privilegios administrativos se pueda alterar lo que “decide” si una huella o un rostro son válidos. La evolución de ESS y el refuerzo de VBS marcarán el estándar en nuevos equipos.

Protección avanzada para Windows Hello: aislamiento y futuro seguro

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Paralelamente, la convergencia con FIDO2 y las passkeys permitirá experiencias sin contraseñas que mezclen biometría local con claves públicas resistentes al phishing. En el plano de detección, los sensores incorporarán mejores pruebas de “vivacidad” y anti-spoofing, reduciendo falsos positivos. A nivel de políticas, es previsible que las organizaciones exijan aislamiento por hardware como requisito para permitir biometría en puestos sensibles.

El hallazgo presentado en Black Hat 2025 acelera estos cambios: hace falta custodiar las decisiones críticas fuera del alcance del sistema comprometido. A corto plazo, la receta es clara: ESS como predeterminado, endurecimiento del arranque (Secure Boot) y telemetría proactiva. A medio y largo plazo, almacenar plantillas y validaciones en silicio, con atestación fuerte y verificación remota opcional. La biometría seguirá siendo clave, pero cada vez más anclada en hardware y menos dependiente del software generalista.

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Fuente: theregister.com